Ruta100

Cada paso que damos nos da la alternativa de cien caminos

La Tuya y Dos Más

Send…al fin, algo había logrado escribir, un gran alivio, no me había quedado helado como siempre, por lo menos había entrado al juego con algo.

Pero no había alcanzado a topar el respaldo del sillón, luego de presionar la divina tecla, cuando vino a mi cabeza la más horrible sensación,… ¿no sería para el Tote la servilleta?, estábamos juntos, él siempre ha tenido mucho éxito en este tipo de situaciones, que vergonzoso sería estar mandando este tipo de misivas y no tener nada que ver en el asunto. Bueno, eso por lo menos lo sabría al obtener una respuesta y luego identificarme correctamente, pero otra duda vino a mi cabeza …¿no será esto una broma del Tote?, el estaba ahí, vio mi reacción cuando la miré, el no estuvo todo el tiempo al lado mío después, pudo haber hablado con el tipo de la cafetería. No sería la primera vez que le gastara una broma similar a un amigo. Me acuerdo cuando a Raúl lo tuvo más de un mes convencido de que su secretaria le mandaba cartas de amor, el pobre no sabía que hacer, y lo peor es que todos nos reíamos a sus espaldas. Seguro esto era el castigo por disfrutar con la desgracia ajena.

Ahora me sentía mucho más conforme con mi escueta redacción, no había comprometido nada en el primer contacto, nada que me dejara en vergüenza frente a alguien que no estaba interesado en mí, ni nada que me transformara en el hazmerreír de las reuniones trasnochadas.

Esa noche pude dormir tranquilo, la tarea estaba hecha, ya fuera para ella o para los amigos. Muy mediocre para ella.

Al día siguiente, al llegar a la oficina, no pude evitar esa ansiedad de niño antes de navidad, lo primero que hice fue revisar mi correo. No había nada, obviamente era demasiado temprano como para esperar una respuesta. Dejé pasar las horas, soportando la ansiedad, hasta que al medio día recibí mi tan esperado mail.

“Hola Alonso,

Soy Natalia, sí, la que estaba frente a ti en el café. Esperaba que fueras un poco más expresivo en tu mail, pero me doy cuenta de que, al parecer, no sólo la lengua te han comido los ratones.

Escríbeme, a ver si podemos hablar un poco más que dos líneas, tal vez pueda ser interesante.

Un beso

Natalia”

Uuufff…estaba en las mismas. ¿Era ella? ¿Era el Tote?....por lo menos podía descartar la idea de que la servilleta no fuera para mí, de lo que cualquier mujer podría estar segura es de que al Tote no le falta labia. Había que descartar la idea del complot, así que muy valientemente decidí escribir de vuelta

“Hola Natalia,

Que bueno que respondieras a mi mail. Sí, me encantaría poder hablar un poco más contigo, de verdad. No soy de las personas que suele hacer este tipo de cosas, me refiero a intercambiar correspondencia con desconocidos, pero me gustaría saber si, tal vez, no pudiéramos volver a ver, esta vez un poco más cerca….prometo hablar en esta oportunidad.

Saludos

Alonso”

Si era el Tote el asunto llegaría hasta ahí, si era ella, tal vez también.

No pasó mucho tiempo antes de recibir la respuesta.

“Ok., mismo día, misma hora, mismo lugar.

Natalia”

¿Una semana más?...¿y mientras tanto qué?...Tanto se tratara del Tote o de ella, simplemente eran unos maestros del suspenso, no podía imaginar una semana entera sin saber nada más de esta historia, sin desenmascarar la realidad, sin saber si era el destino el que me jugaba la mejor mano de todas o la peor broma macabra….continuará

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