Ruta100

Cada paso que damos nos da la alternativa de cien caminos

Llame Ya!!

La avalancha de ofertas televisivas en todos sus formatos está cada día más insoportable. Lo que comenzó hace un poco más de una década con programas de trasnoche o canales especializados, que eran totalmente evitables, ahora se ha transformado en una invasión a toda hora y en todos lo canales. Incluso canales como History Channel, dedicados, supuestamente, a otro tipo de público, dedican gran parte de su programación de las horas matutinas a eternos infomerciales donde se ofrece la más variada gama de productos.

Tal vez en la forma no está el problema, la televisión, hoy en día, es para el que pague por estar en ella, y no precisamente enfocada al televidente. El problema es más de fondo, de las artimañas que se usan para convencer al público cautivo de las bondades de estos aparatos.

Si se trata de una herramienta que soluciona el diario vivir, la actividad sin esta se muestra como algo insufrible y agotador, casi imposible de hacer correctamente sin el bendito aparato. No creo que nuestra civilización hubiera logrado alimentarse correctamente o mantenerse limpia a costa de tanto esfuerzo. Porque pareciera que rebanar un tomate, moler una papa, cocer un botón, cocinar al punto exacto, pintar una pared o limpiar un auto hubieran sido tareas titánicas antes de que aparecieran las maquinitas soluciona problemas. Se muestra, y se ridiculiza, a las dueñas y dueños de casa en sus actividades diarias, se les hace ver como seres infelices y desganados, y la propuesta para lograr la ansiada alegría sólo está en un producto.

Por otro lado están las famosas máquinas de ejercicio y las pildoritas o ungüentos para bajar de peso, que año a año cambian de nombre y de fórmula, dejando obsoletas a las anteriores y embaucando a los consumidores para cambiarse de producto. La máquina estrella de hace un par de años, ahora resulta que daña la espalda y no sirve para nada, y las píldoras ahora si traen lo que antes faltaba. ¿Por qué si se hacen, supuestamente, tantos estudios clínicos, no se podía advertir eso antes?

Existen también productos para la vista, la artrosis, problemas de la piel, digestión, columna, etc., que son avalados solamente por el personaje que aparece en la tele, y no por las autoridades competentes de cada país. Hasta ahora no he oído jamás de algún médico que haya recomendado a sus pacientes que compren los productos de la televisión ¿No creen que si fueran tan buenos y baratos todos los médicos los recomendarían?

Ojalá no sólo termine o se aminore la invasión del cable, que en sus principios prometía una programación sin avisaje, sino también se mejore la calidad de la información sobre los beneficios reales que estos productos aportan.

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