Ruta100

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Elsinore y Más Dinamarca

Dinamarca definitivamente me atrapó, tuve que volver para visitar el castillo de Elsinore (helsignore), no se por qué me vino esa obsesión, nunca he sido un fanático de Shakespeare, y creo que jamás he leído ninguna de sus obras, incluido Hamlet, pero tenía demasiadas ganas de visitar este lugar.
Por la sencilla suma de 100 coronas (14€) compré un ticket de 24 horas que me permite usar todos los trenes y buses de esta zona de Dinamarca (ir y volver a Elsinore con tickets sencillos cuesta 120).
El pueblo de Elsinore me recibió con una delicada lluvia, de esas que no mojan mucho. Desde la estación de trenes hasta el castillo de Kronenborg no hay mucha distancia, así que caminé sin preocupaciones, pero la lluvia se acabó cuando llegué a la puerta.
Estaba tan asombrado mirando el castillo, que no es medieval como yo me había imaginado, lo cual me decepcionó un poco (después averigüé que si lo fue en alguna época, precisamente en la medieval, pero con los cambios de moda se les ocurrió reconstruirlo), que no me había dado cuenta de que frente a mi estaba también Suecia, es como para ir nadando. En este punto el mar separa a estos dos países por solo 4 km, y frente a Elsinore está su ciudad gemela Helsingborg, que por lo visto se ha desarrollado bastante más que su hermanita.
Como aún me quedaba tiempo para aprovechar mi pasaje, me puse a averiguar sobre posibles destinos. El pueblo de Elsinore es bastante pequeño así que no me demoré mucho en estar desocupado.
Descubrí en un folleto el pueblo de Hillerod, donde se encuentra el famoso castillo de Frederiksborg, el más grande de los que existen en Dinamarca.
Comparado con este, Kronenborg, que ya me había impresionado, es como comparar a la madrina con la novia. Sin duda que uno es más antiguo que el otro y que se destaca entre el resto, pero Frederiksborg merece mucha más admiración.
La lluvia volvió mientras visitaba los jardines del palacio, así que lo mejor fue volver a Copenhague a buscar un lugar donde dormir, y estirarme sobre una cama después de una semana de perpendicularidad con respecto a la tierra.
La ciudad estaba bajo un diluvio, sin embargo, el jazz seguía sonando en la calle, y la gente, con sillas y paraguas, se amontonaban frente al escenario. Esto me distrajo por un rato de mi objetivo, pero finalmente, y extremadamente mojado, no tan cerca como esperaba, encontré el lugar que necesitaba para descansar.
Al día siguiente me fui a conocer el otro lado de la ciudad, al Frediriksberg, donde hay otro Frederiksborg. Al parecer este Frederik agarró a Dinamarca en un verdadero apogeo, porque las cosas más grandes e impresionantes llevan su nombre. Se debe haber dado la gran vida este Fred.
El parque es muy bonito, y muy grande. Aunque el día estuviera horrible y lloviendo de vez en cuando, igual era un agrado estar ahí. Dentro del parque, que está lleno de canales y lagunas con todo tipo de pajaritos, además se encuentra el zoológico de la ciudad, el cual vi solamente a través de las rejas. Con la fauna gratis ya me bastaba. Además, que le podría envidiar nuestra querida Fresia, que en paz descanse, a cualquier paquidermo local?
Un poco de caminata aleatoria, y volví al albergue a buscar mis cosas.


1 Comments:

At 1:55 p. m., Blogger . Escribió...

holaa... saludos... andaba buscando info sobre el castillo y caí acá... yo ando justamente por éstos lados... bye

 

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