Ruta100

Cada paso que damos nos da la alternativa de cien caminos

El Sueño Futurista

Por Felipe Basso

No se si a todos nos pasará lo mismo, pero creo que mucha gente que hoy tiene entre unos 27 y 40 debe tener, en el fondo, una gran desilusión guardada con respecto al siglo en el que nos toca vivir.
Si bien no se trata de cosas profúndamente trascendentales, se podría decir que, en parte, el año 2000, y algunos años predecesores, vió morir una gran parte de sueños y fantasías que arrastrábamos, inconcientemente, desde la infancia.
Crecimos creyendo, con la ayuda de la televisión y la ciencia ficción, que cuando entráramos al siglo 21 los autos volarían, la comida sería en cápsulas, habría viajes regulares a otros planetas, hablaríamos a través de una pantalla y nos vestiríamos con extraños trajes plateados, esta última la menos justificada y la más inútil de todas, excepto que involucráramos los efectos de la destrucción de la capa de ozono, concepto inexistente en esos años, o por lo menos muy poco conocido por nosotros.
Nunca nadie pensó que el mundo y su desarrollo se daría por el lado del lento, contínuo e imperceptible desarrollo de las comunicaciones y la información. Le atribuyo esas tres características porque, aunque uno lo pueda ver en el contexto histórico de la ciencia como un boom de fines del siglo 20, los artefactos fueron entrando de a poco en los hogares y en la vida cotidiana y no aparecierion de un día para otro computadores hogareños de 3000mhz, teléfonos celulares con cámara digital, ni la banda ancha, sino que entraron en pañales y crecieron con nosotros, para lograr que hoy en día nadie se sorprenda cuando ve que la mayoría de la gente tiene la mano en la oreja sosteniendo una cajita mientras camina por la calle y habla sola.
Creo, volviendo al punto inicial, que toda esta generación, aunque conciente de que el "sueño futurista" ya no iba a llegar, seguía, inconcientemente, guardando la esperanza de que algo iba a cambiar, algo iba a mejorar en sus vidas, que el mundo feliz estaba por llegar y de alguna manera descansamos en eso durante algunos años. Finalmente, llegada la fecha, el mundo solo estaba preocupado por la gran catástrofe que podría ocurrir con el aparataje interconectado, el sueño ya se había muerto y había que salvar lo que de verdad teníamos.
Al despertar del engaño nos sentimos tontos al haber creido que el mundo, solo por un asunto de fechas iba a cambiar solo, y creo que es una de las razones por las cuales, a fines de los 90, surgió una gran preocupación, principalmente en la juventud, por querer hacer y cambiar cosas. Los que hoy tienen entre 15 y 25 son mucho más jugados por lo que piensan y lo que quieren, que lo que éramos nosotros a esa edad y, por suerte, falta mucho para el nuevo cambio de milenio.

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