Ruta100

Cada paso que damos nos da la alternativa de cien caminos

Raskolnikof Vs Onfray

Por Tyler Durden

Es impresionante como la literatura cobra vida en los sucesos cotidianos.
En el clásico libro de Dostoiewski, “Crimen y Castigo”, Raskolnikof, un joven estudiante huérfano de padre que debe vivir a costa de los sacrificios de su madre y su hermana, cae en una terrible depresión al darse cuenta de su situación, y como salida planifica un terrible crimen que, supuestamente, lo beneficiará tanto a él como a otros tantos.
La idea de sentirse un ser elevado, por sobre la moral, y su contribución al bien de la humanidad, validan su actuar.
“Lo que yo insinué fue tan sólo que el hombre extraordinario tiene el derecho..., no el derecho legal, naturalmente, sino el derecho moral..., de permitir a su conciencia franquear ciertos obstáculos en el caso de que así lo exija la realización de sus ideas, tal vez beneficiosas para toda la humanidad...” (Raskolnikof, Crimen y Castigo).
Esto último no está muy lejos, aunque no hubo derramamientos de sangre, del actuar de un estudiante de arte, huérfano de padre y que paga sus estudios gracias al esfuerzo de su madre, que hace pocos días entró con las manos vacías y se fue con una escultura de Rodin del Museo de Bellas Artes, asegurando después que se trataba de un proyecto que pretendía, con su “acción rupturista”, demostrar que el valor de una obra ausente es mayor que el de una presente.
"tengo claro que es un delito, pero mi proyecto era mucho más fuerte y no tenía más opción que cometer no más el delito. Yo puedo hacerlo y nadie puede decirme que no..." (Luis Onfray, El Mercurio)
Ambos personajes, aunque se consideran elevados, y reconocen el éxito de haber realizado el crimen perfecto, no pueden soportar el peso de la culpa y terminan acercándose a las autoridades, no con la intención de declarar su culpa, sino con el secreto deseo de que sean ellos los que logren descubrirla y terminar pagando por ella.
De seguro más de alguna vez, pasando por un mal momento, hemos sentido la necesidad de hacer algo que va contra nuestros principios, por la sola idea de tratar de mejorar las cosas, y en el supuesto beneficio nuestro, de otro o de todos, alegando, lo más probable, que “el fin justifica los medios”, y que al poco andar nos pesa en la conciencia y de una u otra forma intentamos remediarla cuando abrimos los ojos.
No todos hemos sido llamados para salvar a la humanidad o para hacer justicia en este mundo cruel y si queremos que las cosas vayan mejor, es mucho más sano partir por uno mismo y tratar de salir del pozo para transformarnos en un buen aporte y con eso colaborar al bien común, que lanzarnos en románticas e ilusas cruzadas sin sentido, que, no solamente serán ignoradas como obras benéficas, sino que, probablemente, terminarán siendo castigadas.

2 Comments:

At 11:32 a. m., Anonymous Anónimo Escribió...

No me parece acertada la comparación de esa situación del robo de la escultura de Rodin a manos de esa persona Onfray.. con el protagonista de aquella tremenda obra sublime de la literatura rusa "Crimen y Castigo" de F.M. Dostoyevski.. pues tu simplemente inferiste, no se si de acuerdo a alguna entrevista o nota de diario, que este sujeto Onfray tuvo un actuar similar al de Raskolnikov..

 
At 3:23 p. m., Blogger Ruta100 Escribió...

Pucha, si dejaras tu mail, o alguna forma de comunicación, feliz discutiría o explicaría mi punto. Si, es cierto que el comportamiento de onfray, y sus declaraciones, las obtuve de un diario, a Raskolnikof, por otro lado, lo obtuve de la literatura, y de haber disfrutado el libro...el resto es simplemente una libre interpretación.

 

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