Autoayuda?

Por Tyler Durden

Estaba buscando un libro de calvin y hobbes, uno de esos comics tipo mafalda que se disfrutan mas cuando uno ya alcanzado cierta edad para aprender a leer entre líneas, cuando me doy cuenta de que me encuentro rodeado de paneles con libros de autoayuda. Miles de libros en estupendas ediciones, carísimos todos y con títulos hechos a base de las frases mas manoseadas de la tierra.Me acordé del típico caso del pseudo conocido amigo que te saluda, igual que a los niños cuando se les quiere reforzar la autoestima o simplemente pedirles un favor, ¡hola campeón! ¿Cómo está maestro?, y luego de una conversación fugaz se da vuelta y dice para si mismo: pobre weón!!, y más encima se ríe.Esa es la impresión que me dejan estos libros, autores que han detectado que hay mucha gente que está tan falta de ese tipo de cosas, pero que lo detectan como una forma de ganar plata, y no precisamente de ayudar. Una palmadita en la espalda y dame tu dinero. Te conquisto diciéndote que tu eres lo máximo, todo está en ti, en 5 pasos puedes ser exitoso, pero no tanto porque te tengo que vender el libro que viene. Amigos que ante la lata de tener una buena conversación y entender lo que le puede pasar al otro, lo cual podría solucionar, tal vez de raíz, un pequeño problema, prefieren regalar un libro que tiene un título así como “tu eres el mejor amigo del mundo”, entonces la amistad se plantea como algo genérico carente de experiencias compartidas reales y cada vez más lejana al título.Hoy todos quieren cambiar algo que no les gusta, todos quieren ser algo que no son, y sentirse frustrado por esto es cada día más normal y aceptado, y gracias a esto mucha gente se llena los bolsillos con las penas de estas frustraciones. Pareciera incluso que con esta patética moda hubiera gente que hasta se inventara problemas para sentirse con el derecho a acceder a esta literatura. Así nos vamos llenando de gente aproblemada que busca soluciones en frases manoseadas.No señor, la gente no cambia por leer un libro, se adelgaza haciendo ejercicio, se aprende estudiando, se gana arriesgando y se quiere queriendo, como se ha hecho por siglos sin la necesidad de literatura barata.En vez de grandes ediciones de cientos de páginas tratando de convencernos sobre cómo la inteligencia emocional de la hormiga enana del kilimanjaro nos afecta en nuestro diario vivir o quien se robó un queso, podrían repartir panfletos con una simple frase, “sea feliz como es, porque ya no va a cambiar”.Al mundo le hace falta más autocrítica, mirar la vida real, conocerse y reconocerse en vez de creerse toda la sarta de tonteras que te tratan de meter en la cabeza. Reírse de uno mismo y de esos problemas minúsculos que transformamos en gigantes y disfrutar de la vida que nos tocó y frustrase por la que nunca va a llegar.Hacen falta más estanterías con “mafalda” y “calvin y hobbes”, que nos dibujan como somos, que libros que nos inciten a cambiar.