Ruta100

Cada paso que damos nos da la alternativa de cien caminos

La comida con el Tote

Por Alonso Quijano

A medida que pasan los años a la gente le parece cada vez más raro, y hasta casi penoso, que uno siga soltero. Seguramente porque todos ellos ven su vida muy completa y, de buena gana, quieren que uno sea como ellos para alcanzar la ansiada felicidad.
Así es como, de cuando en cuando, aparece el buen amigo, o amiga, con la idea de que te quiere presentar a alguien.
El otro día, comiendo en la casa del Tote, y después que su señora se fue a acostar, surgió nuevamente el tema, precisamente de parte de él, que salió y pololeo con cuanta mujer se le pasó por delante, sin tomarse jamás en serio ninguna relación, porque, según su planteamiento, el casarse o identificarse como plenamente enamorado te cerraba las posibilidades de llegar a conocer a otra mujer en profundidad, y eso era algo que el hombre no se podía restringir. Hasta que un buen día apareció la Kika y todas sus teorías se le fueron al suelo, transformándose en un modelo de hombre de familia y dejando de lado cualquier otro contacto femenino independiente, incluso esas viejas amigas con las que jamás pasó nada.
Como todo buen galán, el tote mantenía una larga lista de todos sus contactos, y me reveló, después de los tragos correspondientes, que tenían como objetivo lograr un estado de apertura en la audiencia, que el motivo principal de esta invitación era heredarme su preciada libreta, que había logrado salvar de los basureros de la Kika.
La modalidad de uso era simple y las variables extensas, por lo tanto lo único que tenía que decidir era por donde partir, y ante cualquier duda, o ayuda necesaria, lo llamara en horas de oficina.
Entre los muchos nombres que encontré, me di cuenta de que había varios conocidos y otros tantos tachados con una cruz al lado, pero aun quedaban bastantes como para regodearse.
Yo nunca he sido bueno en este tipo de situaciones, y las he tratado de evitar todas las veces que he podido, sin embargo, la idea de poder echar a andar esta teoría del conocimiento en profundidad de las mujeres, sin miras al altar, me pareció una excelente actividad como para alternar un poco con las actividades de mi cerrado circulo de amigos.
Después de un par de días para armarme de valor decidí que la forma más fácil sería comenzar en orden alfabético.
De las 5 señoritas que figuraban en la letra A, dos estaban fuera del área o apagadas todo el tiempo, una casi revienta el teléfono cuando le dije que era amigo del Tote, y otra me dijo que no gracias, así que con un solo contacto efectivo he quedado de salir la próxima semana con la Amelia de la cual poco sé y menos sé lo que voy a hacer pala la ocasión…(continuará)

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