Ruta100

Cada paso que damos nos da la alternativa de cien caminos

Tai shan, La puerta del cielo

Mi destino era Nanjing, antigua capital de China que se supone queda a solo 3 horas de Shangai y en mi camino hacia Beijing, y que pensaba recorrer durante el día, porque me dijeron que con eso bastaba y la verdad es que según lo leído tampoco me llamaba tanto la atención.

Llegue a la estación temprano en la mañana, pero conseguí un tren para las 2 de la tarde, y no era de los mas rápidos, en vez de 3 horas se demoraba 4 1/2.

Con un poco de remordimiento, porque algo me estaba perdiendo, al llegar a Nanjing compré mi pasaje a Tai shan para la misma noche y llegue a este pequeño pueblo (5mm de habitantes) cerca de las 6 am, para subir a la montaña sagrada Tai shan, donde esta uno de los templos más antiguos de los taoistas, y fue considerada por muchos años como el punto más alto de la tierra, donde comienza el cielo, aunque sólo tiene 1555 metros.

El frío de la mañana era extremo, y haciendo caso a algunas pésimas recomendaciones del Lonely planet, o quizás pésimas interpretaciones mías, me fui con mi mochila hasta la mitad del cerro para buscar alojamiento y seguir subiendo hasta la cima. El cerro podrá tener 1500mts, pero parte casi desde 0 y todo el camino son escaleras, así que no es un simple paseo.

Descansé un rato en mi congelada pieza, y cuando parecía hacer menos frío, tipo 11 am, comencé a subir. La escalera se ve imposible desde abajo, pero con tanta gente dando vueltas uno recobra el ánimo.

El frío no había disminuido en lo absoluto y mi garganta lo sintió en los primeros metros, mientras me acostumbraba al ritmo.

En los metros finales conocí a una pareja de chinos estudiantes de inglés que me acompañaron el resto del día y me dieron excelentes explicaciones de los templos y de las múltiples inscripciones escritas en la roca que hay por todo el camino.

Cerca de las 12:30 estaba cruzando la "Puerta sur al cielo", algo realmente impresionante. Como decía anteriormente los antiguos chinos consideraban que este monte era donde nacían y se separaban el cielo y la tierra, así que todo lo que queda sobre nosotros es el cielo, y se decía que desde su cumbre se podía ver todo el reino, esto último bastante discutible porque ignorantes o no los chinos de antes veían lo mismo que los de ahora, pero igual de poético.

Todos los emperadores debían subir el cerro para ofrecer como sacrificio esta acción a los dioses de la tierra, el cielo y el agua, pero solamente unos 2 o 3 lo hicieron con sus propias piernas, al resto los subieron en sillitas (¡tremendo sacrificio!).

La vista desde arriba es magnifica, y si uno se remonta a esos tiempos es posible creerles lo que decían (lo de la altura, no lo del reino). Sobre la montaña, pasando la puerta al cielo, hay varios templos hasta llegar al punto mas alto donde esta el Templo del emperador de Jade, que tiene, a la derecha de su altar, una imagen de Lao Tse, el creador del taoismo.

Confucio también tiene un templo, un poco más abajo, ya que se dice que el también subió a la montaña y dijo algunas frases célebres, así que es un lugar de peregrinación también de los confucionistas, tal vez de ahí viene el nombre de este tipo ( de verdad se llamaba Kong Fuzi)

A la hora de bajar me empezó un poco el mal humor, porque me di cuenta de que iba a estar en mi hotel a las 4 de la tarde, sin nada que hacer y yo había comprado mi pasaje a Beijing para el día siguiente, así que no sacaba nada con bajar al pueblo tampoco. El trayecto se puede hacer perfectamente en un día, y yo me había tomado 2 suponiendo que a la hora de bajar ya iba a estar oscuro y con frío, y que algo de vida habría en la montaña. Pero ni lo uno ni lo otro. Era el único pasajero en este lado del mundo, así que me metí a mi pieza después de comer algo y no volví a salir, porque no había nada más que hacer, solo un par de quioscos y dos restaurantes muy vacíos.

Mi pieza no tenía ni ventanas ni baño, pero estaba muy bien tenida, con dos camas con buenos plumones. Como tampoco había calefacción, era como entrar directo al refrigerador, así que no me quedó otra opción que, con un gorro, parka y zapatos, meterme bajo los dos plumones y no salir hasta el día siguiente en la mañana para bajar el cerro con mi mochila a cuestas, lo cual podría haber evitado tomando un minibus por 2 usd, pero tenía que hacer tiempo porque mi tren era a las 22:30 y en Tai shan no hay nada que hacer.

Como me echaron a las 11 del hotel, a la 1 ya estaba entrando al pueblo, y tome una lenta caminata, con un intermedio para almorzar, hasta la estación de trenes y en el camino me compré unos naipes, para hacer hora, en una máquina que vendía desde condones hasta dulces para niños, pasando por leche, bebidas, pilas, vitamina c, punteros laser y muchas otras cosas que no supe que eran, y desde las 3:30 me quede jugando solitario en la estación de Tai shan.

1 Comments:

At 12:15 a. m., Anonymous Anónimo Escribió...

qué wena tu crónica. yo estuve en el templo de la princesa de las nubes azules que es otro de los templos sagrados. otro mundo. otra realidad. felicitaciones por tu blog

 

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