Brno, perdido en el tiempo y el espacio

BRNO es un pueblo al sur este de la republica checa, a solo 50km de Viena, es decir, es prácticamente u pueblo fronterizo, no se trata de un lugar muy turístico, pero si se nota que, por su condición de fronterizo, es una pasada obligatoria para mucha gente que circula por el área durante las vacaciones.

Llegue a mi albergue, en el que ya había hecho una reservación, que la única gracia que tenia era que funcionaba en un antiguo instituto donde Mendel dio a conocer el resultado de sus investigaciones, y nos volvió paranoicos con esto de los recesivos y los dominantes. Nadie se acuerda de los experimentos ni de la teoría (pobres cobayos), pero a la hora de visitar cualquier maternidad son las palabras que vuelan por el ambiente, acompañadas de ojos, narices, bocas y todo tipo de rasgos.

Aparte de esta curiosidad el lugar era como estar en la sala común de un hospital pobre. Una gran pieza blanca, que debe haber sido una sala de clases, ya que aun conservaba una pizarra, donde había unas 15 camas, aunque deberían caber 40, que se distribuían desordenadamente por la pieza. Las camas eran de metal y las sabanas blancas, lo que acentuaba el aspecto de Posta.

La gente toda muda, se movía en silencio por la pieza, entraban y salían, al parecer todos solos igual que yo, y con ningún interés de comunicarse con nadie.

El centro histórico de la ciudad es bastante pequeño, pero con varias construcciones destacables, como la iglesias de San Pedro, sobre un cerro en medio de la ciudad, la Iglesia Roja y el teatro. También hay un palacio sobre otro cerro, pero no estaba muy agraciado.

La verdad es que es un lugar que se puede visitar fácilmente en un día, no hay nada que quede a más de 15 minutos caminando.

Afortunadamente después de mis inesperados gastos en locomoción, pude comprar un pasaje a PRAGA por solo 4€, para recorrer la misma distancia que desde Cracovia me había costado 20, ridículo, pero cierto.

Dos días estuve internado en este hospital, descansando para poder seguir con mi viaje. Era muy extraña la sensación al abrir los ojos y sentir que podría realmente estar en un manicomio, despertando del sueño de un viaje por Europa.